viernes, 28 de agosto de 2009

Que vuelva la buena violencia

La violencia sólo soluciona lo que sin violencia no se puede solucionar. O sea, para mí es el último recurso para resolver un problema, pero cuando me dejan sin opción, a las manos! Afortunadamente fueron pocas veces.
El problema es que el honor en la pelea se encuentra extraviado y practicamente irrecuperable; cualquier gil se hace el pulenta y después te vienen de a cinco, o traen palos, navajas, fierros... y así no se puede. Que vuelvan los mano a mano limpios; hay que mandarlo al al Congreso.
Repito, no soy violento... y al que me acuse de serlo, le rompo la jeta. ¿Se entendió?!!!

lunes, 24 de agosto de 2009

Qué animal!

Voy a ser sincero, y con "sincero" quiero decir "devastador". ¿Cómo carajo puede ser que haya gente que quiera más a los animales que a las personas? No digo que los animales no tengan derechos, es más, me preocupa mucho la constante matanza que sufren, siendo motivo de esta su piel (para horrendos abrigos), sangre (para medicinas exóticas, y por cierto, inservibles), huesos y garras (para amuletos, inservibles también), colmillos y cuernos (para carísimos utensillos varios), la simple "diversión" de la caza, en fín, todos motivos que no constituyen fuente de alimento.
Ni hablar de las especies en peligro de extinción. Me olvidé de qué estaba hablando. Ah, sí. Lo que digo es que hay gente cuya afinidad hacia los animales y su falta de la misma hacia las personas, realmente me provoca escalofríos. He visto a personas que tratan a su perro como un duque (acariciándolo, diciéndole cosas con ternura, etc) y a sus hijos como basura (gritándoles cosas que prefiero no repetir). Del mismo modo, hay personas a las que les parece imperdonable la maldad hacia los animales, pero no les mueve un pelo la maldad hacia las personas.
Qué sé yo, para mí que la cosa no funciona así.

sábado, 15 de agosto de 2009

Gracias


Nos acompañan desde hace años, son la familia más divertida de la televisión, y más que una serie de comedia animada, son un estilo de vida. Es cierto que pasan los mismos capítulos una y otra vez, pero también es cierto que una y otra vez vamos a verlos y a descostillarnos de risa aunque conozcamos de memoria todo lo que va a suceder. Los chistes son simples como ingeniosos, y da gusto ver un programa así, que sea para todas las edades. Desde las boludeces de Homero hasta las travesuras de Bart, los Simpsons sin duda alguna justifican por qué son una pasión de multitudes, pues muy pocos no los conocen o los conocen y no les gustan. ¿Quién niega haberse puesto a repetir diálogos con la voz de los personajes para autogenerarse risa, o para pasar el rato con otros? En cada carcajada descansa el eco de la diversión y la alegría, la cosquilla de nuestra alma, que gracias a ellos, vuela libre por este cruel mundo. Por eso, lo único que puedo decir es: gracias, simplemente, gracias.

PD: Vuelva prontos! (Apu)

viernes, 7 de agosto de 2009

El pequeño pasado

La infancia es una etapa de nuestras vidas en la cual, los que tenemos suerte (y yo, por cierto, agradezco haber tenido) gozamos de la alegría de jugar y aprender con total libertad.
Hoy en día, los celulares, la ropa, los aritos, la Playstation y los demás elementos trunca-infancias, hacen que los autitos, los muñequitos, la escondida, las figuritas... estoy por largarme a llorar. Los nenes y nenas de hoy en día, a los 10 añitos están en los temas que antes de esta revolución mata-nenes, estábamos 4 o 5 años más tarde. Ya no tienen tiempo de ser chicos y disfrutar de serlo, pues cada vez más temprano le tienen que hacer frente a las presiones sociales, a la angustia de la preadolescencia y a todas las cosas que caracterizan a esta etapa de cambio, algunas lindas, pero otras, causales de sufrimiento y confusión para ellos. ¿Se acuerdan? Sólo espero que los niños sean niños hasta cuando deban serlo, que gocen de la dulce inocencia y la maravillosa libertad de la infancia; los cambios son naturales, graduales y además, pueden creerme, llegan solos, a su debido tiempo. ¿Para qué forzarlos? Niños: sean niños.

miércoles, 5 de agosto de 2009

"Buenas tardes, señores pasajeros"

No es una crítica, simplemente una pregunta derivada de una observación: ¿Qué es esa costumbre que tienen tantos vendedores de poner voces raras para vender su producto? El escobero y el churrero en la calle y todo el resto en los transportes públicos: El del chocolate, el de las curitas, el de los relojes sumergibles, el del porta-CDs, el de los panchos, el de los pebetes y gaseosas, el de los diarios, etc. Algunos me hacen reir, otros me caen bastante antipáticos (lo digo solamente por el tono de su voz). Sea como sea, sigo sin entender a qué se debe esto, o sea, por qué no usan su verdadera voz. Qué se le va a hacer...

lunes, 3 de agosto de 2009

Los culpadores

Como contracara del post anterior, critico a los que le hechan a cualquiera la culpa de cualquier cosa. El caso más común que se me ocurre es que una persona tiene un mal día, o está enojada por algo, etc, y se la agarra con el que tiene más a mano, ya sea un completo desconocido o algún ser querido. Es una situación bastante amarga, pues pelearte con alguien por causas ajenas a lo que es estrictamente entre ese alguien y vos, jode y mucho. Fíjense hasta qué punto estamos de perturbados, que una pelea de tránsito o cualquier otra discusión, en muchos casos absurda, terminan en una desgracia. A serenarse, gente, por favor. Las bolsas de entrenamiento, las pelotitas de goma y la cara de los relativistas son un buen medio de canalización de la ira. Y si no les gustó el post, no se la agarren conmigo.