martes, 2 de noviembre de 2010

Iguales

El tema del momento es la muerte de Néstor Kirchner, así que obviamente, no hablaré sobre eso.
Qué bronca que me da la gente que piensa que defenderse es ponerse a la altura del que te ataca. Nunca me pasó, pero conozco gente a la que sí. Es decir, yo no creo en la venganza barata, pero tampoco creo en quedarme lo más campante cuando alguien revolotea zumbándome atrás de la oreja.
El caso es este: si alguien te insulta, más vale intentar ignorarlo, hasta ahí perfecto. Pero si ese alguien ya pasa a la agresión física, se torna imposible. ¿Cómo carajo voy a ignorar a alguien que me empuja o me golpea? Va a hacerlo más fuerte todavía, ¿o te pensás que al ver que no reacciono va a agachar la cabeza e irse triste porque no le doy cabida? Y entonces si el hippie, cagón, pacifista bobi o lo que sea, es demasiado idiota ya, nos va a decir: “pero si le devolvés el golpe, ¿cuál es la diferencia entre vos y él?” Te respondo, cerebro de mosquito, que la diferencia es que el otro me atacó (sin razón) y yo me defendí (de su ataque). O sea que si alguien se mete con vos o tu familia, ¿vos no vas a tomar actitud defensiva sólo para no seguirle el juego, pagarle con la misma moneda, ponerse a su altura, rebajarse a lo mismo que él, pelotudez al cubo?
Casi que te pediría que me pegues, y así tener excusa para darte un buen coscorrón…