domingo, 19 de junio de 2011

Hasta luego / Hasta siempre


La cosa es así: Me enacanta escribir acá. Me encanta leer los comentarios y comentar también. Me encanta debatir. Me encanta este lugar, este pequeño rincón en el que al igual que tantas personas, comparto mis pensamientos, que lógicos o no, son parte de mí y de lo que soy. Son lo que soy. Cada posteo es hijo mío, y los quiero a todos, sin importar lo bien o mal que me hayan salido, porque todos salieron del corazón.
Estas (ridículas quizá) palabras son a modo de despedida. No sé si por una hora, un día, una semana, un año... o por siempre. Por más aprecio que yo le tenga a esta insignificante página, y lo mucho que signifique para mí, no veo justo llenarla con contenidos que no motivan a la gente. A esta altura muy pocos o incluso nadie comenta, y así esto no funciona. Un espacio de esta manera, es un espacio vacío, sin vida, sin alma, sin nada.
Mi propuesta es seguir escribiendo en éste, mi preciado blog, cuando en el presente posteo haya diez (10) comentarios de distintas personas. No sé cuando sucederá y tampoco si efectivamente sucederá.
Agradezco a todos los que han leído y comentado, como así también a quienes sólo han leído. Compartimos mucho, y en este momento sonrío, porque sé que más allá de que el fuego vuelva a arder aquí o no, lo que queda es de todos y de cada uno, para siempre.

Nuevamente, muchísimas gracias, y hasta cuando sea.

El último recurso de los embolados: Un lugar más o menos derecho, en el mundo del revés.