sábado, 1 de mayo de 2010

Despacito, despacito,despacito…


En Argentina son muy comunes los “accidentes de tránsito”. En realidad, la mayoría de las veces no se trata de hechos infortunados aleatorios, sino de transgresiones con consecuencias que ya conocemos. Dicho esto, voy al meollo de la cuestión: Cuando voy a la facultad, agarro la General Paz, y cada trechos muy cortos hay carteles que indican que la velocidad máxima es 80 km/h. Sinceramente, este caso particular no me parece una medida que contribuya a la seguridad vial. Creo que la cosa no pasa tanto por la velocidad, sino más bien por la precaución y por el respeto. A ver, no seamos giles, si fuéramos a 200 km/h, obviamente es más probable que nos demos un buen palo. Ahora, si fuéramos a 20 km/h, el tránsito ya no sería fluido y eficiente (de hecho, es lo que sucede muchas veces debido a los embotellamientos). Hablo de velocidades más correlativas al sentido común. Lo que quiero decir, es que las velocidades máximas son una herramienta no tan determinante, y que en algunas casos, no lo son en absoluto. Yendo a, digamos, 120 km/h, seguimos teniendo control sobre el vehículo, y los resultados serían, a mi juicio, más satisfactorios; aunque obviamente, deberían respetarse la distancia con el de adelante, las señalizaciones, los sobrepasos, y todas las moderaciones que evitan manejar como a uno se le canta, sin responsabilidad para con los semejantes.
Recuerden: Si puede evitarse, no es un accidente.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mira acoto algo, yo creo que a 60 km/h ya no hacemos moco, por lo tanto si esta a 80 km/h ya es al pedo...
Y la ultima frase es muy cierta, gracias por ahcermela recordar, justo se me cayo el jugo mocoreta.

Flavio dijo...

Alguien que no pueda controlar su auto a 60km/h evidentemente no puede manejar, pero los que sí podemos hacerlo, no tenemos por qué ser víctimas de ellos.

Zeithgeist dijo...

nop, no son accidentes, son evolucion en todo su powa, my dear.

Flavio dijo...

No entendí, pero gracias (?).